Desde la mirada sistémica, cuando se unen dos personas se unen dos sistemas, también así el enamoramiento y el inconsciente nos dicen que ese otro elegido nos llenará los vacíos, las falencias, los abandonos y las heridas que con seguridad llevamos en nuestra interioridad.
Al principio ese intercambio energético y ese deseo de lograrlo contribuyen a que se nos pasen por alto algunas actitudes, actuaciones, historias de familia, traumas y conflictos no resueltos, tanto en nuestro sistema como en el de nuestra pareja y algunas veces consideramos que se arreglaran por el camino.
En lo sistémico no hay un malo o un bueno, hay expresiones que hablan de la dinámica interna de cada uno, es decir se da de lo que se tiene, y muchas veces, se ha recibido poco y eso hace que se dé poco.
En pareja, la ley del equilibrio nos habla de ese dar y tomar, y muchas veces ese equilibrio se rompe, porque uno de los miembros de la pareja da mucho, o porque uno de los miembros tiene impedimento para tomar, pues para tomar se necesita una condición adulta a nivel interno, y tal vez en su interioridad la persona sienta que se endeuda, o en pocas palabras se “encarte” con lo recibido y esto hace que se fracture la relación.
Pero esto no se da por generación espontánea, es producto de la adecuada o inadecuada vinculación de cada uno de los miembros de la pareja. En los sistémico llamamos a esto ser hijo de mamá o hija de papá que implica que hubo una falla en el desarrollo de las vinculaciones de la pareja y ahora repiten un esquema que agota la relación y que no saben cómo resolver.
La ruptura de toda relación de pareja desde lo sistémico, tiene un 50% ,50% y esto cuesta asumirlo, sobre todo por la vivencia de ofendido u ofendida que coloca a esta persona como víctima, sea por infidelidad, maltrato, abandono etc.
Desde constelaciones, sanar la relación con los padres, y encontrar el lugar que le corresponde al hijo como hijo en la triada con los padres, es el primer paso para re elaborar, el campo energético, el inconsciente y el holograma de pareja que tiene la persona en su interior.
En constelaciones se encuentra por ejemplo que las infidelidades son una lealtad, que se manifiesta con repeticiones, una y otra vez y al indagar se encuentra un ancestro, sean las figuras parentales, abuelos, bisabuelos, que fueron infieles y marcaron la historia teniendo hijos fuera del matrimonio, que en muchas ocasiones fueron excluidos o guardados como secreto con la consabida carga de estas dos situaciones para el sistema en sus posteriores o descendientes.
Estos eventos de exclusión o secreto recomiendan un trabajo de restaurar el lugar y la dignidad del sistema, para que la punga entre lo masculino y lo femenino se restaure dando paso y bendición a a las relaciones de pareja estables y felices.
En los divorcios hay culpa por la ruptura y por supuesto se busca al culpable, el 50% , 50%, con seguridad no será aceptado por uno de los miembros de la pareja y esto hace que se estanque la dinámica y la salida sana de la pareja; sin embargo desde la mirada sistémica acá el miembro ofendido está del lado de su comunidad de destino o linaje que busca hacer justicia por sus antepasados ofendidos
Las separaciones, las rupturas y los divorcios pueden verse como una oportunidad que permite una postura adulta en la forma de experimentar las relaciones de pareja, e incluso la visión del mundo, de la familia.
Así los miembros de la pareja pueden optar por vivir su proceso de divorcio desde la paz de su conciencia, con la gratitud al otro por el camino recorrido, por haber sido elegido para ese tránsito, por todo lo valioso de la senda, constelaciones acompaña para esta búsqueda de la paz interior y la reconciliación, porque la paz comienza en la mesa… del comedor.