Celos 3Para continuar  mostrando  “el otro lado”  de las relaciones de pareja y su psicopatología, en esta ocasión vamos hablar del síndrome de Otelo; es decir, el inspirado en la obra de Shakespeare en la cual su protagonista, el moro de Venecia Otelo, comete lo que llamaríamos en esta época un Feminicidio por celos contra Desdemona su mujer, “orquestado” por un envidioso manipulador llamado Yago.

Los celos se relacionan con el miedo a perder a la persona amada; puede formar parte la personalidad pero a veces pasa de ser normal y se convierte en algo patológico, llamado celotipia.

Los celos comienzan a ser disfuncionales cuando hay sufrimiento, angustia y hasta frustración frente a la presencia de un potencial rival, que puede ser real o imaginario.

Esta frustración  en ocasiones se extiende no solo a personas sino  a un objeto material e incluso a un empleo u otro tipo de adherencias humanas, que conllevan la energía de la persona, en el trabajo, deporte o partido político.

El celoso quiere ser amado de forma única, exclusiva y dominar el objeto o persona amada; eso implica sentimientos humanos primarios o básicos: ama y odia al mismo tiempo.

¿Cuándo los celos se convierten en enfermedad? 

Éste síndrome de Otelo está catalogado como un trastorno delirante en el cual la persona sufre, porque está firmemente convencida de que su pareja le es infiel.

Los celos son un sentimiento normal cuando se presenta una situación de infidelidad real y objetiva que generan frustración, sentimientos de minusvalía y fracaso, así como deseo de venganza, por la lesión a la autoestima; sin embargo la reacción del lesionado suele ser de resignación, duelo y re acomodación dolorosa,  en la gente normal.

Una situación de infidelidad real pueden destapar una patología celotípica; aquí la característica más importante es que hay un desbordamiento emocional y un desajuste que deja aparecer a un ser humano antes no conocido para la pareja, incluso para sí mismo(a).

La celotipia en psicopatología como síndrome  aparece cuando el celoso construye su argumentación como un delirio, con datos irracionales, utilizando tiempo y esfuerzo, tratando de hallar pruebas que confirmen sus sospechas y que a los ojos de cualquier persona normal resultan totalmente sin sentido e irracionales. Es decir, hay un desbordamiento emocional, que incluso el doliente en ocasiones no percibe como salido de la norma.

Son desbordes que llaman la atención  en dos sentidos:  uno  que alguien de la pareja los realice  y el otro ,que la contraparte lo permita.

Ejemplo de ello es el señor que coloca la cámara en la camioneta de la señora y la vigila constantemente. Cualquier acción de la señora se convierte en prueba de traición, como ir a otro supermercado y no al de costumbre;  o  la mujer que deduce que  su compañero tiene una aventura porque su pareja se demoró 10 minutos más en llegar a la oficina y no la llamó, según su cronómetro interno;  o el caso de la mujer que asegura que  “esa mirada que conozco” y sé que está pensando en ella (ella era la asistente  del señor, que  hizo despedir hace más 15 años y que falleció hace más de 10 años. Esto porque su brujo de cabecera le aseguró que su esposo sostenía un romance con ella).

Cuando los celos son la manifestación de un trastorno delirante como estos, se trata de un trastorno mental  que necesita incluso atención psiquiátrica, pues puede generar acciones que atenten contra la pareja, su rival (sea real o imaginario) o contra sí mismo(a). Estos trastornos tienden a ser persistentes, duraderos y disfuncionales en el tiempo.

¿Cómo detectar que los celos se convierten en una obsesión?

  1. Cuando la persona piensa sobre lo mismo de manera reiterativa, sin argumentos sobre interpreta, intuye  y concluye sobre la misma idea, todo lo usa para intentar explicar y dar piso a  sus sospechas  o manera de ver el mundo, y no diferencia entre lo real o su imaginación.
  2. Cuando cualquier acción de la pareja genera sospecha, conflicto y desajuste,  creando vivencia de “desesperanza aprendida” (Palo porque bogas, palo porque no bogas) lo cual al  final va  generando desajuste y ruptura con cualquier persona sana.
  3. Cuando el celotípico tiene trastornos con manifestaciones físicas como trastorno del sueño, trastorno ansioso con sudoración, taquicardia, vasodilatación, consumo de alcohol, acciones impulsivas e incluso violencia.
  4. Vivencias de enojo, rabia, humillación depresión sin un evento real de base.
  5. Intolerancia a los amigos, familia o actividades que lo o la alejen de la pareja, incluso el trabajo, generando aislamiento y constreñimiento emocional.
  6. Hacer de la pareja su centro, su vida, su guía, su todo y sentir que sin él o ella no puede vivir.
  7. Hipervigilar a la pareja, acechar en redes sociales (Stalkear), vigilar su celular, su correo, tomar cuentas de sus tiempos etc.
  8. Falsa creencia de que la pareja le pertenece, sobre todo si están casados o comprometidos, “nadie es dueño de nadie”.

Recomendaciones para  hacer un buen manejo del síndrome de Otelo y superarlo

  1. Ser consiente de que se tiene un problema y que los celos no son una expresión sana del amor; buscar apoyo profesional, es la recomendación.
  2. El o la celoso(a): analizar su discurso y observar si en este la culpa siempre recae sobre la pareja. Allí está lo que en psicología se llama locus de control externo, es decir ponemos la responsabilidad en el otro sin hacernos cargo de lo propio, es un síntoma de inmadurez emocional;  es momento de buscar ayuda.
  3. Si al evaluar, el o la celoso(a) aparecen como inmaculados frente a sus antiguas parejas y han sido estas parejas los o las causantes de su sufrimiento, ¡ojo! Esto se volverá a repetir una vez más, pues no hay capacidad de insight, es decir de darse cuenta de sus propios errores. Ayudaría una buena psicoterapia.
  4. Fortalecer su autoestima o propio yo cultivando sus actividades personales, hobbies, redes de apoyo, deporte favorito, gustos y aficiones.
  5. Mantener un ajuste con la realidad en sus creencias, pensamientos y acciones, y si llega a sentir que se le sale de las manos, ¡Busque ayuda!,

 

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