El matrimonio desde la mirada sistémica, es visto como una opción adulta de dos personas adultas En palabras del maestro Hellinger, el matrimonio es un modelo básico de unión de la pareja que vacunaría contra las separaciones. El vínculo de pareja «deroga las separaciones con amor, tocados por un algo «divino que crea y entrega paz».
Sin embargo el matrimonio, es una opción valiente, que tiene componentes de vida que van más allá de lo inteligible, y tocan los ámbitos de lo vivencial y lo trasgeneracional.
1. por un lado requiere que cada uno de los contrayentes en su infancia y adolescencia, haya hecho un camino más o menos sano en la toma o aceptación de las imagenes de sus padres internos, hayan estado presentes o no.
Si hubo separación de alguno de ellos por cualquier circunstancia y no pudo tomar una o las dos figuras parentales, se espera que al menos haya trabajado en lo emocional, en la elaboración de los conflictos o falencias con ellos, para de esta forma estar listo para tomar pareja, de lo contrario, puede repetir patrones emocionales inadecuados, como pasar cuentas, reclamos y no cumplimiento de expectativas de cuidado, afecto, o emprender venganzas o abandonos que no corresponderían al cónyuge. O lo contrario, una pareja normal resulta tomando distancia cuando es impelida para cumplir requerimientos que van más alla de lo sano.
2. Por otro lado saber que cuando dos personas se casan, se casan además dos linajes, dos familias que en general son espejo o eco la una de la otra; incluso de algunas cosas, o eventos, que no han sido vistas en su propio linaje, que pueden ser positivas, o desagradablemente negativas.
La aparición del conflicto sólo hace presencia cuando el sistema necesita reequilibrarse, y esto en ocasiones implica dosis de humildad, paciencia e inteligencia espiritual. En general el mismo maestro Hellinger plantea frente al matrimonio que debe permitir decir a los contrayentes “Te quiero y quiero lo que a ti y a mí nos guía”.
En lenguaje sistémico quiere decir «Te acepto con lo bueno y con lo otro también» En nuestras palabras, es una aceptación adulta del paquete completo, solo los niños y adolescentes quieren sólo lo bueno, y se olvidan de lo imperfecto, llamese, arruga, gordito, enfermedad, gustos, elecciones o trascendencias, en esencia de aceptación de «lo humano de lo humano».